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Para Nintendo se está volviendo costumbre presumir las cualidades de sus plataformas con algún título de aparente bajo valor de producción, pero que garantiza diversión en la forma más simple, la diferencia con Wii Sports es que hace falta jugar Nintendo Land para descubrir su fascinante valor. Durante la presentación de lanzamiento de Wii U tuvimos oportunidad de probar 4 nuevas atracciones que se suman a las mostradas durante E3 2012, cada una, como ya quedó claro, con su peculiar y único estilo de juego. Lo interesante es que todas nos dejaron satisfechos, pues demuestran con maestría las facetas del potencial del GamePad y de la experiencia que brinda la consola.
Ahora, pese a su innegable calidad queda claro que son únicamente minijuegos, muy bien diseñados por cierto, capaces de entretenernos por horas mientras tengamos amigos para compartir el momento o alguien contra quien competir. El mejor ejemplo es Mario Chase al que, para ser honestos, no le teníamos mucha fe; después de todo, es la misma fórmula de las persecuciones con globos en Mario Kart, sólo que sin frenéticos autos y trampas por doquier.
Afortunadamente, no hace falta una situación caótica para pasar un buen momento, y eso quedó demostrado con esta actividad. La idea es que un jugador, en el papel de Mario, sea perseguido por 2 y hasta 4 jugadores que usen el Wii Remote. Lo exótico es que el forajido tiene la ventaja de usar el GamePad, permitiendo que únicamente él vea el mapa desde una perspectiva aérea, mientras los perseguidores sólo pueden mirar lo que está al frente de su personaje en la pantalla principal, donde hay paredes y toda clase de obstáculos. Entonces, cuando comienza la cacería, los gritos no se dejan esperar, en un intento por informar a los demás la ubicación de la presa. Y como el escenario está dividido en 4 secciones de diferente color, es fácil triangular puntos específicos del escenario. El reto obviamente es que no siempre existe buena coordinación entre los participantes, además de que el individuo a quien persigues está presente en el escándalo, tal vez burlándose de que no lo puedan atrapar.
El otro lado de la moneda es que un equipo comunicativo siempre obtendrá buenos resultados, y ahí radica la diversión, en esa constante lucha de habilidad de todos contra uno, y uno contra todos. Lo importante es que se trata de una experiencia social, que promueve la convivencia y seguro causará sensación entre familiares o durante una que otra reunión con amigos. Lo mejor de todo es que no hace falta estar en tus 5 sentidos para dominar el control, dado que tiene una configuración muy sencilla: con el stick mueves al personaje y con un botón te lanzas sobre la víctima.
Y hablando de situaciones disparejas, Metroid Blast maneja un concepto similar, pero en lugar de perseguir, hay que disparar. Las reglas son las mismas, es decir, 4 contra 1, con la peculiaridad de que quien está a solas controla una nave que lanza misiles, y bueno, tiene la ventaja de volar, mientras sus oponentes están en tierra, escondiéndose para evitar ser acribillados. Como en el caso anterior, ambas posiciones tienen su ventajas, pues los disfrazados de Samus Aran pueden convertirse en esfera y escabullirse fácilmente, entretanto, el vehículo queda expuesto a la vista de todos.
Jugar como un soldado es sencillo, pues usas el stick para mover a tu personaje, apuntas con el Wiimote, lo agitas para esquivar impactos, y disparas con A o B, dejando presionado el botón para recargar el arma y lanzar una bomba. Lo complicado es tomar parte del navío espacial, ya que se siente pesado, y aprender a dominarlo toma tiempo, aunque una vez que te acostumbras, la balacera se torna intensa, en especial porque hay numerosos power-ups en todas partes. A pesar de que en teoría es un juego simple, deja mucho espacio para la estrategia, ante la presencia de que hay muchos escenarios.
No todo en Metroid Blast es pelea entre jugadores, gracias a una modalidad que los une contra de hordas de enemigos. Assault Mode da pie a que los 4 Miis en traje de Samus se unan al personaje controlando el GamePad, con la misión de encontrar la estrategia adecuada para eliminar cada tipo de enemigo. Una vez más, el trabajo conjunto es vital para salir adelante, con la virtud de que cada táctica puede resultar espectacular; un buen ejemplo sucede cuando la nave sobrevuela el centro del escenario y un soldado se cuelga para lanzar desde el aire una lluvia de misiles. Dado que hay toda clase de criaturas, y al parecer se van combinando de forma aleatoria, puede que la experiencia sea cambiante en todo momento y traiga frescura a cada encuentro.
Algo que no tiene tanta frescura pero resulta igual de entretenido es Pikmin Adventure. Aquí no hay mucha novedad, eres la viva representación del capitán Olimar, en intento por avanzar en un nivel saturado de peligros. La diferencia en todo caso es que en tu grupo de súbditos también hay jugadores. Así, puedes enviar a los pequeños Pikmin a destruir tabiques, aniquilar enemigos o cumplir variadas tareas, mientras las personas que te acompañan se encargan por su propia cuenta de las mismas tareas, que pueden parecer sencillas al principio, pero conforme avanzas la coordinación se vuelve fundamental para que los miembros del equipo se encarguen de una labor específica: alguien distrae la atención de las molestas criaturas, en tanto otro abre camino, y uno más recolecta recursos. En algunos puntos la acción se pone frenética y de nueva cuenta, los gritos son inevitables.
Hasta aquí, debemos decir que la naturaleza de los minijuegos es adictiva. Cada uno por separado no garantiza incontables horas de entretenimiento, aunque la promesa de Nintendo es que habrá muchísimo contenido para jugar en cada uno, con el fin de que al igual que un parque de diversiones, cada visita sea igual de divertida que la anterior. Antes de dar cierre a nuestras impresiones, no podemos olvidar Balloon Trip Breeze, una actividad exclusiva de un jugador. El objetivo es simple, si bien la forma de cumplirlo no tanto. Con un Mii colgando de un par de globos, tu misión es atravesar un escenario en 2D atestado de objetos que pueden reventar tu medio de transporte. Para impulsar al personaje, basta jalarlo con el stylus en la dirección deseada, la complicación se presenta cuando te das cuenta de los laberínticos caminos que debes recorrer o de que para alcanzar un buen puntaje tienes que recolectar todos y cada uno de los premios esparcidos en la pantalla. Cabe mencionar que con este juego en particular se nota el desempeño de la experiencia asimétrica, porque en la pantalla principal observas todo el escenario, y en el GamePad tienes una vista cercana de tu Mii flotante; aunque es necesario estar al pendiente de ambas, en la pequeña para una estrategia más precisa y en la grande para no perder de vista los peligros a la distancia, no percibimos algún tipo de cansancio, siempre fue ameno y sobre todo, entretenido.
Tal vez entretenimiento sea el mejor término para calificar este nuevo acercamiento a Nintendo Land. No cabe duda que Nintendo está refinando la calidad del juego en pos de ofrecer con cada componente una experiencia muy distinta, y a la vez, igual de fascinante. Sobra decir que tiene sus puntos flacos, los que abordaremos con más detalle una vez se lance con la consola este 18 de noviembre, pero mientras ese momento llega, queda la certeza de que no hace falta Mario Bros. para que triunfe una consola de la Gran N, y si la compañía construye una campaña convincente para lograr que la gente se acerque al juego, estamos seguros de que enganchará hasta a algunos de los más escépticos.
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