Uno de los géneros literarios y cinematográficos con más seguidores es el de la fantasía épica, un término acuñado en la década de 1950, a través de los trabajos de John Ronald Reuel Tolkien (El Hobbit, El Señor de los Anillos, Historias Inconclusas y el Silmarillion) y algunos dirán que también por los de Clive Staples Lewis (Las Crónicas de Narnia), aunque muchos otros diríamos que no. La fantasía épica, también conocida como alta fantasía, es un género que tiene tres prerrogativas particulares: la historia se encuentra ambientada en un mundo ajeno al real, sin que exista un solo rastro de este; sucede en un mundo secundario, accesible a través de un portal; existe un mundo distinto que forma parte del real.
Otra de sus características principales es que estos mundos, situados en una etapa histórica parecida a nuestra Edad Media, están sumidos en una lucha a muerte en contra de alguna fuerza del mal y su protagonista repentinamente se encuentra sumergido en una aventura con tintes arturianos, en la que deberá pasar de ser un personaje sin relevancia a una de las fuerzas más importantes, en uno de los héroes que darán forma de manera directa al nuevo mundo que se derivará del conflicto existente.
Como ya mencionamos, El Señor de los Anillos es una de las obras fundamentales dentro de este género, ya que su trilogía básicamente creo los cimientos sobre los cuales se construiría este tipo de literatura en el futuro, por lo que las similitudes que algunos trabajos más actuales presentan, no son mera coincidencia. Uno de los casos que quizá tengas más frescos es el de Dragon Age, cuya trama presenta muchos de los rasgos característicos del género, comenzando por la realidad ajena a la nuestra, la lucha del bien contra el mal y el protagonista pequeño y alejado de los problemas del mundo. ¿Qué? ¿No lo habías notado? No te preocupes, estamos a punto de llevarte a un pequeño recorrido por algunas de las similitudes más significativas entre El Señor de los Anillos y Dragon Age.
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Criaturas:
En El Señor de los Anillos tenemos orcos, trolls y algunas otras criaturas mucho menos comunes que habitan en los rincones ocultos del mundo y se encuentran a la espera de cumplir las órdenes de un ser oscuro, maligno y poderoso, cuya voluntad parece impulsar y dirigir su propia existencia. En Dragon Age nos enfrentamos con un mundo asolado por un ejército de monstruos, conocido como La Ruina, que sirve a un terrible amo: un archidemonio cuya misión parece ser la de acabar con la vida de todas las razas libres del mundo. Un detalle interesante es que, al final de ambas historias, cuando el señor oscuro de los dos mundos es abatido, sus esbirros se verán desorientados y hasta cierto punto libres, aunque su propia voluntad torcida los mantendrá al borde de la sociedad y como blanco de los arcos de todo ser que se precie de ser libre.
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