Kickstarter: la alcancía de los gamers

El financiamiento que podría cambiar la industria


Un día te levantas y ahí está, claro como alguna cosa muy clara, la idea para la obra maestra de los videojuegos que revolucionará la industria del pixel para siempre. Si eres Peter Molyneux probablemente esto te ocurra todos los días, pero si eres un diseñador o programador amateur, seguramente entrarás en una escalada creativa para materializar tu visión. Sin embargo, a menos que tengas una gran cuenta de banco, tarde o temprano te encontrarás con un pequeño problema: el dinero.

Las opciones de financiamiento para los juegos independientes han sido parte suerte, parte magia, parte elaborados planes para tener a raya a los inversionistas mientras la visión creativa se conserva lo más fiel posible a la idea original. Con todo, desarrolladores independientes y estudios consagrados comienzan a recurrir más y más a nuevas opciones de financiamiento basadas en el crowd-sourced funding, lo que podríamos traducir como “financiamiento de masas”, o “fanáticos”. En este artículo hablaremos del fenómeno Kickstarter y cuáles podrían ser las consecuencias de este novedoso método para echar a andar un proyecto de videojuegos.

Conozcan a Kickstarter y su proyecto para activar la creatividad a través del financiamiento colectivo
Conozcan a Kickstarter y su proyecto para activar la creatividad a través del financiamiento colectivo

El consumidor como inversionista

La industria de los videojuegos existe, a mi parecer, como una suerte de oasis dentro del capitalismo salvaje de nuestros días: hay contenidos de entretenimiento como la música o la televisión que están completamente programados por criterios que no incluyen la participación directa de los consumidores; con todo, nadie puede forzar a una persona a jugar un juego de video (mientras tanto, en China).

El público del entretenimiento digital tiene un alto nivel de exigencia y crítica para tomar decisiones de compra, y el criterio principal sigue siendo básicamente el mismo desde el principio: la diversión. Si un juego es divertido y te permite pasar horas dentro de una búsqueda épica (o según tus gustos, participando en raids, destruyendo la inestable arquitectura porcina o corriendo por los muelles de Liberty City para escapar de la policía), estarás dispuesto a comprarlo. ¿Por qué no hacer a un lado al intermediario y decidir directamente con los desarrolladores qué tipo de juego estás dispuesto a comprar?

Kickstarter surgió en 2009 como una alternativa para financiar proyectos creativos de música, cine, gastronomía, teatro, cómics y videojuegos. Según los últimos datos de la empresa, Kickstarter ha ayudado a hacer posibles más de 20 mil proyectos creativos, canalizando más de $200 millones de dólares surgidos de la participación colectiva de 1.8 millones de “backers” o seguidores. De estos proyectos, más de mil juegos se han materializado para beneficio de miles de jugadores.

La idea de Kickstarter no es sólo funcionar como la billetera virtual de los proyectos, sino motivar a los mismos creativos para que ofrezcan recompensas en lugar de solamente productos. Llegaremos al caso de Double Fine Adventure, pero recordarán cómo una de los recompensas de los donantes que pusieran cifras de cinco ceros en la cuenta recibirían recompensas como un retrato de los donantes hecho por un artista o incluso una cena con Tim Schafer y visita a los estudios Double Fine. Es esta clase de valor agregado el que busca Kickstarter. Además, si el proyecto no alcanza la meta de donaciones, ninguna tarjeta de crédito recibe cargos. Es todo o nada, ganar o morir. Y en algunos casos interesantes ha sido sobre todo ganar.

Imagina que en lugar de querer arrancarte la cabeza, cada zombi te diera un dólar para crear tu proyecto creativo. Eso es el crowd-sourcing
Imagina que en lugar de querer arrancarte la cabeza, cada zombi te diera un dólar para crear tu proyecto creativo. Eso es el crowd-sourcing

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