Death Race y la polémica que marcó a los videojuegos para siempre

El primer gran escándalo de la industria se vivió durante los años 70


El 28 de febrero de 1976, The New York Times publicó un artículo llamado “El juego Death Race gana adeptos, pero no en el Consejo de Seguridad”. En aquel lejano entonces, los videojuegos estaban en pañales y la opinión pública sobre ellos empezaba a formarse. En este contexto surgió una de las primeras grandes polémicas que marcaron a los videojuegos para siempre y que contribuyeron a crear ese estigma que todavía existe.

El Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSC, por sus siglas en inglés) no estaba contento con Death Race, juego creado y distribuido por Exidy. El organismo consideraba que promovía la violencia entre las personas jóvenes por ponerlos “detrás del volante tratando de atropellar figuras humanoides en una pantalla de televisión”.

Los medios de la época se empeñaron en crear pánico entre la población y no pararon de describir el juego con adjetivos como “asqueroso”, “mórbido”, “insidioso” y muchos otros que mancharon la percepción de los videojuegos tal vez de forma irreparable.

El arcade de la discordia
El arcade de la discordia

Un juego polémico que no pasó desapercibido

Los videojuegos de la década de los 70 no eran precisamente un despliegue visual impresionante como los actuales. Eso sí, la diversión y el sentimiento de descubrimiento estaban ahí. Death Race ganó popularidad entre los jugadores de la época porque su concepto era por igual sencillo y atractivo: les permitía controlar un volante y un pedal de aceleración para conducir un automóvil, apenas dibujado con pocos pixeles blancos. Sin embargo, su verdadero éxito fue producto del escándalo y el morbo en torno a él gracias a dudosa elecciones de los desarrolladores, la cobertura de los medios y el sensacionalismo de los políticos.

El problema con el juego no fue la posibilidad de conducir un vehículo en un arcade que, con algo de imaginación, simulaba un coche real, sino la idea de arrollar figuras humanoides que dejaban lápidas al desaparecer de la pantalla. Estos elementos se convertían en obstáculos para el jugador, que debía demostrar sus habilidades para convertirse en conductor experto y sumar la mayor cantidad de puntos posible. Abajo puedes ver un video, cortesía del canal de YouTube Old Classic Retro Gaming.

Un sector de la sociedad vio en Death Race una especie de fábrica de asesinos, así que Exidy usó varias campañas de publicidad para aclarar que los personajes de su juego no eran personas, sino criaturas conocidas popularmente como gremlins, que son capaces de arruinar el funcionamiento de cualquier máquina, incluyendo los coches. Sin embargo, su idea no fue bien recibida por las autoridades, quienes en poco tiempo alertaron sobre este “peligroso” videojuego, que incitaba supuestamente a perder el control al volante y atropellar personas en la vida real. ¿Te suena familiar?

“Cerca de 9000 peatones fueron asesinados el año pasado y eso no es broma. No es divertido. En la televisión, la violencia es pasiva. En este juego, un jugador da el primer paso para crear violencia. El jugador ya no es sólo un espectador. Es un actor en proceso”, afirmó Gerald Driessen, gerente del Departamento de Investigación del NSC y psicólogo, a quien le preocupaba el factor interactivo de los videojuegos.

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Driessen matizó su postura sobre los jugadores de Death Race, pero dejó las puertas abiertas a un escenario catastrófico. “Estoy seguro de que la mayoría de las personas que juegan este juego no se suben a su automóvil y conducen hacia los peatones, pero ¿1 entre 1000? ¿1 en un millón? Y me estremezco al pensar qué vendrá después si esto se fomenta. Será bastante sangriento”, afirmó el psicólogo.

Éstas y otras muchas declaraciones similares provocaron una oleada de pánico con varias consecuencias: los negocios empezaron a retirar el juego de sus establecimientos, la prensa y los políticos de la época comenzaron a estigmatizar los videojuegos y, para sorpresa de muchos, las ventas del juego se dispararon. Death Race ganó en el mercado y Exidy se convirtió en el centro de atención, pero los videojuegos perdieron ante la opinión pública, en gran parte a causa de una película.

El cine contribuyó al escándalo de Death Race

Hay un detalle muy importante sobre Death Race que es esencial para entender mejor todo el revuelo que causó en la época. Exidy desarrolló el juego a partir de Destruction Derby, el primer título de carreras que lanzó en 1975. Le hizo algunas modificaciones y le puso un nombre inspirado en Death Race 2000, una película que se estrenó ese mismo año.

La cinta fue realmente escandalosa por su premisa: Estados Unidos colapsa y en su lugar surgen las Provincias Unidas. Varias facciones de rebeldes compiten en la llamada Carrera Transcontinental Anual, un torneo donde se corre con coches armados. El objetivo es arrollar la mayor cantidad de peatones y así conseguir la mejor puntuación. Además, uno de los corredores tiene un plan secreto: asesinar al presidente de las Provincias Unidas tras ganar la competencia.

Death Race 2000 recibió duras críticas debido a su componente político, pero sobre todo por su violencia explícita y exagerada. En sus escenas más emblemáticas se muestran vehículos modificados que arrollan por igual a adultos, ancianos, niños e incluso bebés, en tomas sangrientas con toques de gore. Para prueba, un video con algunas de sus escenas más recordadas:

Exidy no fue realmente una víctima en este escándalo, pues de forma consiente decidió aprovecharse del ruido provocado por la película para causar revuelo con Death Race. A esto le sumó una campaña publicitaria que encendió aún más los ánimos y un diseño controversial para el arcade, donde se ve a 2 parcas conduciendo unos coches en un cementerio.

Las consecuencias no tardaron en llegar: críticas y condenas por parte de la opinión pública en una época en que la regulación del contenido audiovisual por edades y el entretenimiento no estaba del todo definida para el cine y mucho menos para los videojuegos.

La sensación y el morbo también llevó a los clientes de Exidy a interesarse por el arcade, lo que disparó sus ventas para disgusto de sus detractores. Por su parte, los políticos lo usaron para ganar aprobación moral entre sus seguidores mediante la condena, lo que marcó una tendencia que se reforzó en años posteriores. Por si fuera poco, los medios vieron en la polémica una fuente irresistible de lectores. El artículo de The New York Times es uno de los muchos textos que se publicaron sobre el tema y, en adelante, varios videojuegos fueron analizados desde una perspectiva alarmista en periódicos y revistas.

"Desde entonces, los medios y los políticos se encargaron de convertirlos en uno de sus chivos expiatorios favoritos"

Phil Brooks, gerente general de Exidy, salió a la defensa de Death Race en varias ocasiones. Argumentó que el título era inofensivo y que gráficamente no era violento. Incluso afirmó que hubieran podido crear un juego realmente explícito si se lo hubieran propuesto.

“Es como reírnos de nosotros mismos. Ninguno de nosotros conduce tan bien. Se está burlando de nuestra capacidad de conducción (…) Tenemos uno de los mejores artistas en el negocio. Si quisiéramos que los autos atropellaran a los peatones, podríamos haberlo hecho para rizarte el cabello”, afirmó el directivo.

Después de toda la presión y muchos miles de dólares ganados, Exidy decidió parar la producción de Death Race en 1977. Sin embargo, tenía un secreto bajo la manga: Super Death Chase, un título bastante similar que debutó ese año y que generó una oleada de opiniones similares. La compañía siguió adelante y cerró sus operaciones en 1996, después de marcar para siempre a los videojuegos. Desde entonces, los medios y los políticos se encargaron de convertirlos en uno de sus chivos expiatorios favoritos.

¿Qué te pareció esta controversia? ¿Conoces alguna otra polémica que también haya dejado una mancha en los videojuegos? Cuéntanos en los comentarios.

Los medios no dejaron de estigmatizar los videojuegos
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