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The Legend of Zelda es una de las franquicias más populares de toda la industria y con buena razón. Después de todo, nos ha llevado a vivir aventuras épicas que nos hacen sentir como verdaderos héroes. De hecho, se trata de una serie tan popular que parece que en algún momento todos los jugadores la han pasado bien con juegos como Ocarina of Time o A Link to the Past. Lo malo es que hay varias entregas de Zelda que son increíbles, pero con el paso del tiempo han quedado fuera de las discusiones entre fans y parece que están en peligro se convertirse en joyas olvidadas. Una de ellas es The Legend of Zelda: Link’s Awakening, un juego para Game Boy que muchos aman y otros ignoran por completo.
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Aunque somos muchos los que amamos Link’s Awakening, hay que reconocer que hay razones por las cuales parece que sólo pocos lo ponemos entre nuestros favoritos y es que presenta elementos que ya resultan anticuados. Así pues, muchos nos emocionamos cuando se anunció que una de las exclusivas para Switch de este año sería un remake del clásico de 1993. Sin embargo, que se le meta mano a juegos tan importantes no siempre sale bien, puesto que han desarrolladores que pierden el camino y dejan en segundo plano todo lo que los fans amaron de estos lanzamientos. ¿Eso aplica para este remake? Por fortuna no es así y estamos ante un juego realmente especial.
Koholint Island: un mágico lugar
La historia de Link’s Awakening comienza cuando Link está navegando en una balsa que luce realmente endeble. Lamentablemente, la apuesta que tomó el héroe al llegar a alta mal fue en su contra ya que una tormenta despierta la furia del mar, por lo que tiene que pelear contra peligrosas olas y un intenso video. Luchar contra la naturaleza nunca es una misión sencilla y Link fue uno de los tantos que pierden al hacerlo. Como consecuencia, se ve envuelto en un naufragio que lo lleva hasta Koholint, una isla extraña y de la cual nunca había escuchado hablar.
Después de quedar inconsciente un rato, Link despierta en la casa de una familia oriunda de Koholint que lo encontró varado e inerte en la playa que está a unos cuantos pasos de su vivienda. Aunque está en un lugar seguro, hay cierta vulnerabilidad en Link ya que no tiene manera de regresar a Hyrule y cree haber perdido la espada y el escudo que siempre lo protegen. Por suerte, no tiene que pasar mucho tiempo para que sepa que en eso se equivoca y recupera su equipamiento esencial de forma rápida. En su camino por encontrar su equipamiento, el héroe se topa con un búho que le informa que la única manera de salir de Koholint es despertando al Wind Fish, un ser que descansa en un huevo que reposa en el punto más alto de la isla. Así pues, Link decide que su única opción es reunir los 8 instrumentos necesarios para lograrlo, lo que lo lleva por un viaje por la isla y sus diferentes mazmorras.
Al igual que otros Zelda de la era, Link’s Awakening no destaca por su historia. Es claro que los desarrolladores estaban concentrados en crear un juego divertido y no en contar una historia con un lore profundo y personajes que evolucionan mientras viven sucesos que te mantienen al filo del asiento. Sin embargo, lo anterior no significa que la narrativa de Link’s Awakening carezca de elementos que la hagan brillar y hay buenas razones por las que los jugaron de enamoraron de él. Se trata de un juego con una excelente construcción de mundo que hace que la Isla Koholint sea un lugar encantador, lleno de magia y vida. A esto le tenemos que sumar que cuenta con un carismático elenco de personajes que, si bien está lejos de ser enorme, nos presenta a individuos con los que es fácil encariñarse por sus peculiaridades y la cálida bienvenida que te dan a su rutina. Koholint es más que una extraña locación; es su gente, sus sueños y obsesiones. También es un territorio repleto de una ciega inocencia hacia su realidad y los sucesos que la acechan y si fuera lo contrario, todo se viviría de manera diferente. Curiosamente, lo anterior significa que, en los ojos del pueblo de Koholint, Link es un simple náufrago; un tipo común y corriente que vivirá con ellos hasta el fin de los días. De este modo, el silencioso héroe forja relaciones con algunos de sus habitantes y nos deja ver que es más que un simple avatar. Todas estas cosas son las que, a mi parecer, convierten a Koholint en uno de los lugares más especiales a los que The Legend of Zelda nos ha llevado y ojalá su encanto fuera el estándar del resto de la franquicia.
Otro detalle que me agrada de la historia de Link’s Awakening es que se aleja del lore tradicional de Zelda. Aquí te debes olvidar de la princesa, de Ganon y la Trifuerza y preocuparte por una isla invadida por monstruos y por descubrir los secretos que esconde detrás de la leyenda del Wind Fish. Sé que habrá muchos que estén en desacuerdo, pero para mí los momentos más especiales de Zelda son aquellos que no están ligados a su mitología y que, por lo tanto, tienen tiempo de respirar para contar historias sin la presión por justificar su existencia y tener alguna clase de aporte a una línea de tiempo que, en ocasiones, aparenta estar lejos de ser la prioridad de su equipo de creativos.
Una aventura de corte clásico
The Legend of Zelda: Link’s Awakening es una aventura de Zelda de corte clásico. Esto quiere decir que estamos hablando de una aventura con cámara cenital en la que debemos explorar un mundo en búsqueda de la manera de ingresar a diferentes calabozos. En cada uno de ellos tendremos que resolver diferentes puzzles para conseguir objetos que nos ayuden a seguir progresando, así como vencer a un jefe que nos abrirá la puerta hacia el tesoro que necesitamos para completar nuestra aventura.
Aunque todos los Zelda de este estilo comparten similitudes, también hay muchas diferencias ―por ejemplo, The Legend of Zelda y Spirit Tracks sólo se pueden comparar en unas cuantas cosas―, así que para entender el tipo de juego que es Link’s Awakening primero es necesario conocer sus orígenes. Su desarrollo comenzó a inicios de los 90 por un grupo de empleados de Nintendo quienes fuera de su horario laboral intentaron hacer un port de The Legend of Zelda: A Link to the Past para Nintendo Game Boy; de ahí que haya tantas similitudes entre ambos, en especial en su combate y exploración.
No se necesita ser un genio para saber que, en algún punto de desarrollo, el equipo con creativos como Takashi Tezuka, Yoshiaki Koizumi y Kensuke Tanabe dejaron atrás la idea del port para enfocarse en crear un proyecto original. Lo interesante es que para cuando Nintendo les dio luz verde, la creatividad del equipo ya se había dado rienda suelta, lo que permitió que se implementaran ideas que en algún momento parecían completamente fuera de lugar, tal como lo son que presente enemigos de Super Mario Bros. o que sus dungeons combinen escenas de estilo cenital con partes de desplazamiento lateral con retos de plataformas. El punto de esto es que, en esencia, es un juego muy similar a Link to the Past, pero permeado de detalles originales que permitieron que se sienta extremadamente familiar y fresco al mismo tiempo. Uno de los cambios más llamativos es la presencia de escenas de desplazamiento lateral que recuerdan a Zelda II: The Adventure of Link, así como la existencia de la Roc’s Feather, una pluma que te permite saltar y entrega una dimensión extra al combate y a la exploración.
"Es un juego muy similar a Link to the Past, pero permeado de detalles originales"
Este sistema de juego se complementa con mazmorras que destacan por su excelente diseño de puzzles. Lo que me encanta de ellas ―al igual que la de otros Zelda― es que tienen una curva de dificultad óptima en la que poco a poco te van enseñando a resolver los acertijos y después te dejan solo en los más complicados. Con esto, siempre estás bien entrenado para resolver todo lo que se ponga frente a ti y si eres incapaz es porque no prestaste atención a algún detalle importante que minutos antes se puso frente a tus ojos. Además, te hacen sentir como un genio al resolverlos, aunque rara vez alguno sea verdaderamente difícil.
Renovando un clásico
Cuando pensamos en un remake, normalmente lo primero que creemos es que basta con tomar el juego como era y simplemente ponerle una nueva capa de pintura para que sea bonito. Pensar así puede considerarse normal, puesto que estamos viendo todo con una lupa romántica y decidimos ignorar pequeños detallitos que, bajo los estándares modernos, resultan completamente inaceptables. Hablo de pecados tan grandes como pantallas de carga eternas; un esquema de control torpe o sistemas que ya resultan anticuados. Así pues, resulta una verdadera fortuna que un proyecto de la talla de Link’s Awakening para Nintendo Switch estuvo en manos de profesionales como Grezzo y Nintendo, quienes pudieron ver su versión original sin lentes de nostalgia para así detectar cuáles son las cosas que ya estaban de más o que necesitaban arreglarse de manera urgente. El resultado es un videojuego asombroso que logra que un clásico de los 90 se sienta tan vigente como cuando debutó originalmente.
"Logra que un clásico de los 90 se sienta tan vigente como cuando debutó originalmente".
Pero, ¿qué fue lo que cambió en Link’s Awakening para Switch en comparación al clásico para Game Boy? Lo que me parece más importante ―que también es lo que considero que lo convierte en su versión definitiva― es que Grezzo aprovechó que, a diferencia de la portátil de Nintendo, el Switch tiene más de 2 botones y un D-Pad. Amo la versión normal de Link’s Awakening y los otros Zelda para Game Boy y Game Boy Color, pero una razón por la que me cuesta jugarlos es por lo tedioso que resulta tener que estar cambiando equipamiento muy seguido. En caso de que nunca los hayas jugado, te cuento que la espada y el escudo de Link son objetos que tienes que asignar a los botones A y B ya que son los únicos en la consola. La consecuencia es que a cada rato tienes que presionar Start para abrir el inventario (algo que resulta un tanto lento) y cambiar entre los objetos para defenderte y los que te ayudan en el puzzle. En pocas palabras: un proceso que hace perder la cabeza hasta al sujeto más paciente de la Tierra. Ahora, como Switch tiene 2 botones adicionales y pares de bumpers y gatillos, Grezzo hizo que los objetos más importantes―espada, escudo, el brazalete de poder y las Pegasus Boots― tengan botones dedicados, mientras que el resto del inventario se puede asignar a Y y X. Así sólo tienes que abrir el inventario pocas veces en cada calabozo y el juego se vuelve una experiencia mucho más rápida que su antecesor. Habrá a quienes les pueda parecer poco, pero créeme, no vas a querer regresar al original después de probar al remake.
Las mejoras de calidad de vida en el remake de Link’s Awakening van más allá de su esquema de control. Por ejemplo, Koholint ahora tiene muchos más puntos de teletransportación, lo que hace que sea más fácil y cómodo transportarse por toda la isla y se disminuye el tedio de algunas misiones secundarias. También tenemos que el mapa tiene una opción de marcadores que resulta ideal para destacar puntos de interés a los que vas a querer volver después, como lo podrían ser piezas de corazón o caracolas que encontraste, pero a las cuales te resulta imposible acceder por falta del equipamiento correcto. Por último está el autoguardado, una característica tan ligada al gaming moderno que hasta me costó notar su presencia; seguramente hubiera sufrido si no la hubieran puesto.
"Muchos de los cambios de Link’s Awakening responden a las necesidades que existen en la era moderna del gaming"
Como mencioné antes, muchos de los cambios de Link’s Awakening responden a las necesidades que existen en la era moderna del gaming, así como las posibilidades que la tecnología ofrece. La evidencia está cuando juegas este remake y ves que desaparecieron las transiciones entre pantallas y que ahora Koholint es un mundo vasto en lugar de una isla conformada por pequeños recuadros. Con las 8 opciones de dirección que ahora tiene Link tiene para moverse, puedes viajar por toda la isla de una forma fluida y natural sin interrupciones innecesarias. Gracias a esto, el llegar de punto A a punto B te entrega una sensación de aventura, en lugar de ser un pesado trayecto dividido en secciones con enemigos.
Algo que me sorprendió es que Grezzo fue en contra de la idea de hacer una recreación 100% de los retos presentes en The Legend of Zelda: Link’s Awakening. La mayoría del juego es prácticamente el mismo, por lo que fue realmente inesperado ver que hay enemigos que se comportan de manera diferente. Algunos tienen nuevos patrones de ataque o conductas más ofensivas, mientras que con otros tus viejas estrategias dejaron de ser efectivas. Con esto, Link’s Awakening para Switch nunca dejó que me confiara e incluso me motivó a ver si había nuevas de acabar con ellos. Sí, tengo que reconocer que la mayoría de mis experimentos fueron fallidos, pero el simple hecho de saber que habían dejado de ser los enemigos que vencí hace más de 20 años me dejó un buen sabor de boca.
Un acierto de Grezzo fue saber reconocer que Link’s Awakening para Nintendo Switch será jugado tanto por novatos como por veteranos y que había que tener un nuevo reto para estos últimos. Es por esta razón que desde el inicio podrás disfrutar el Hero Mode, el cual aumenta considerablemente el reto al hacer que no puedas curarte con corazones y que enemigos provoquen el doble de daño. En realidad no hay mucho más que decir sobre esta opción. Si bien lo ignoré en mi primera vuelta por Link’s Awakening, comencé una segunda en él y el reto extra me agradó, más porque el modo tradicional me pareció exageradamente sencillo y sólo morí en un par de ocasiones. Así pues, si eres un experto en Zelda, te recomiendo que desde el inicio vayas con el Hero Mode.
"[La construcción de marzmorras" será una parte del remake que pasará sin pena ni gloria
Ya que estaban rehaciendo un clásico, los miembros de Grezzo pensaron que era buena idea expandirlo con una nueva modalidad, la cual resultó ser de construcción de mazmorras. Se trata de un concepto genial, en el cual podrás armar tus propios niveles de Zelda para jugarlos o presentarlos a tus amigos la próxima vez que te visiten. Tristemente, una vez que lo pruebas te das cuenta que es de esas ideas que no se traducen del todo bien a la realidad. Tanto así que con confianza digo que será una parte del remake que pasará sin pena ni gloria.
El sistema de construcción de mazmorra de The Legend of Zelda: Link’s Awakening lo encontrarás después de tus primeras horas de juego cuando te topes con Dampé por primera vez. Resulta que este gestor de cementerios es un nuevo habitante de Koholint y su manera de matar el tiempo es diseñando lugares donde aventureros como tú puedan divertirse. Así pues, primero tendrás que pasar una especie de tutorial en la que Dampé te enseña a crear niveles, así como una serie de retos en las que tus calabozos deberán cumplir ciertas condiciones. Una vez que lo hagas, tendrás la libertad de ponerte creativo para crear tus propias mazmorras. Suena bien, ¿verdad? El problema es que la herramienta está muy limitada y tus creaciones nunca se acercarán ni al peor dungeon hecho por Nintendo. No sé si pienses como yo, pero cuando analizo lo que me gusta de los calabozos de Zelda me doy cuenta que es la manera en la que todos sus pequeños problemas se interconectan para ser una especie de puzzle enorme, además de la forma en la que presentan mecánicas únicas que son introducidas poco a poco. Los niveles que tu hagas en Link’s Awakening carecerán de lo anterior y sólo serán remezclas de los calabozos que pasaste en la aventura principal. Así pues, llega como una opción que parecía tener mucho potencial, pero que termina como algo aburrido y la única razón para jugarlo es que en ocasiones Dampé te recompensará con piezas de corazón u otros objetos.
Una dirección de arte que brilla
No es necesario jugar Link’s Awakening para notar que tiene un increíble apartado visual que cobra vida gracias a una dirección de arte que usó un estilo distintivo para crear un mundo que se siente como una maqueta con elementos que parecen estar hechos con plastilina, plástico, madera y otros materiales. Además, resulta un verdadero deleite para la pupila gracias a colores vibrantes y a un diseño de personajes empapado de personalidad. El resultado es una aventura que por momentos me hacía querer extender mi mano para atravesar la pantalla para ponerme a reacomodar la maqueta o jugar con los habitantes de Koholint.
Si bien a simple vista resulta ya un juego totalmente encantador, se vuelve aún más cuando prestas atención y ves la profunda atención a detalle que construye un mundo más vivo que el del juego original. Ahora las casas están llenas de objetos que nos cuentan un poco más sobre la vida de quienes la habitan. También tenemos que las plantas y las copas de los árboles reflejan la luz del intenso sol de la isla o las transparencias en el agua que nos revelan si hay objetos escondidos en las profundidades. Sería un pecado olvidar mencionar que las mazmorras también lucen espectaculares con suelos y paredes con apariencia rugosa y sucia que te hace sentir en un lugar olvidado.
Aunque hasta ahora no he tenido más que elogios para la presentación, también debo reconocer que tengo un par de quejas. La primera es que cuando estás en el exterior de Koholint, las partes superiores e inferiores de la pantalla se decoran con un efecto de desenfoque que me pareció realmente desagradable al recordarme a la visión borrosa que tengo cada vez que me va a dar una migraña intensa. Por fortuna, no se volvió algo que evitara que disfrutara el remake, puesto que después de un par de horas me acostumbré y lo deje de notar. Además, en los interiores (ya sean casas o calabozos), el efecto está ausente, así que tampoco es como que esté todo el tiempo. A lo que no me acostumbré fue a los momentos en el que se presentan caídas de frame rate que lo llevan de una tasa de 60 cuadros por segundo a correr a 30 fps por algunos segundos. No es nada grave, ya que nunca sucede en un momento de acción crucial (sólo se presenta en algunas zonas en el overworld), pero sorprende que un juego tan pulido tenga errores que se sienten como si metieran el freno de mano por un segundo a un auto que va a toda velocidad. Eso sí, no quiero que sea algo que te preocupe, ya que fuera de eso Link’s Awakening se ve fenomenal y estoy seguro que son problemas que la inmensa mayoría va a ignorar.
Hay que señalar que el apartado sonoro de Link's Awakening es glorioso. Tiene los mismos temas que escuchamos en el Game Boy, pero ahora con arreglos orquestales fantásticos que nos recuerdan que se trata de una de las mejores bandas sonoras de la saga. Por otro lado, los efectos de sonido clásicos de Zelda permanecen aquí, pero también hay nuevos y se mejoraron otros para sonar más realistas. Todos ellos embonan a la perfección con la acción del juego y ayudan a la inmersión. Ninguna queja en este apartado.
Una última cosa que quiero mencionar es que Link’s Awakening tiene una localización al español latinoamericano muy bien lograda que continúa la buena racha que los lanzamientos de Nintendo han tenido. Lo que me agrada es que el trabajo hecho por este equipo de Nintendo of America está llena de diálogos que el público de nuestra región va a sentir auténticos y cercanos, además de que presenta traducciones con mucha creatividad que me sacaron una sonrisa. Eso sí, hay uno que otro mexicanismo que es probable que desagrade a jugadores de otros países, pero a mi me dejó fascinado.
The Legend of Zelda: Link’s Awakening
Un remake de ensueño
Con Link’s Awakening, 2019 se sigue perfilando como un excelente año para los relanzamientos y nos muestra que hay diferentes maneras de revivir un clásico. A inicios de años veíamos con Resident Evil 2 que es posible tomar un juego de hace años y reinventarlo para volverlo una joya para una nueva generación. Por su parte, Final Fantasy VIII Remastered mostró que siempre es bueno que juegos de hace décadas estén disponibles en plataformas actuales aunque sea sin muchos cambios. Ahora, The Legend of Zelda: Link’s Awakening nos deja ver que es posible volver a hacer un juego desde 0, pero dejando intacta su esencia.
Lo que hace que Link’s Awakening sea un remake fenomenal es que Grezzo supo cuales eran las áreas que necesitaba pulir y dejó inmaculado todo lo que hace que el clásico para Game Boy sea un título tan querido por muchos. Así, este nuevo viaje a Koholint se siente como regresar al parque donde jugabas de niño y ver que casi todo sigue igual, sólo que ahora hay mejores caminos para llegar a él y todo se encuentra en mejores condiciones. Puede parecer que lograrlo debe ser algo relativamente sencillo, pero otros remakes desangelados nos demuestran que no lo es tanto al entregar experiencias que son como si este parque hubiera sido demolido para meter un centro de atracciones; se parecen mucho, tienen cosas geniales, pero simplemente no son lo mismo.
Como ya debe de haber quedado claro, estoy hablando de un juego excelente y el cual mantiene el buen ritmo de lanzamientos first-party de calidad para Nintendo Switch. No necesito decirlo, pero es un imprescindible para todos los dueños de la consola y en especial para los fans de The Legend of Zelda. Por mi parte, sólo me queda esperar que con esto Link’s Awakening se gane el lugar que merece dentro de las preferencias del público y que tenga éxito para que Grezzo y Nintendo me cumplan el capricho de jugar remakes de Oracle of Seasons y Oracle of Ages.
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