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Una de nuestras cosas favoritas de los títulos independientes es que a veces llenan el vacío que dejan franquicias desaparecidas durante mucho tiempo. El último Donkey Kong Country original que recibimos fue Tropical Freeze, en 2014, y aunque el Crash Bandicoot más reciente salió en 2020, tuvimos que esperar más de 20 años para jugarlo.
Afortunadamente, Nikoderiko: The Magical World reúne lo mejor de los Donkey Kong Country con algunos fragmentos de los Crash Bandicoot clásicos, y lo hace tan bien, que parece desarrollado por los estudios dueños de dichas franquicias. Eso sí, peca de utilizar demasiado las ideas que hicieron tan grandes a sus influencias, y por eso casi no vimos conceptos innovadores o alucinantes. De cualquier manera, pasamos un rato agradable con él.
Un mundo mágico listo para usurpar
Los protagonistas de esta aventura son Niko y Luna, 2 mangostas pirata que dedican su vida a viajar a tierras lejanas y recolectar tesoros. En esta ocasión, llegan a una isla mágica y, cuando están a punto de apoderarse del botín más jugoso, el malvado Grimbald y sus secuaces los aventajan y lo roban. Ante esto, Niko y Luna se disponen a recorrer toda la zona para tomar lo que es suyo (que no lo es, pero ustedes entienden).
La historia es muy básica porque realmente no necesita ser profunda. Es simplemente una excusa para comenzar a recorrer cada nivel de la isla y patearle el trasero a los seguidores de Grimbald. Desde aquí, vemos la influencia de los Donkey Kong Country, que recurrían a elementos como piratas, antagonistas grandes y poderosos y a recuperar alguna clase de tesoro.
La siguiente influencia que vemos de estos clásicos es la jugabilidad. Nikoderiko es un plataformero en donde debemos recorrer niveles lineales con algunos secretos escondidos por aquí y por allá, y muchos coleccionables. De hecho, uno de los principales son las letras N, I, K y O, que son iguales a K, O, N y G de los Donkey Kong Country. Hasta las salas especiales en donde podemos ganar monedas son iguales a las que vemos en esos títulos.
Cuando recorrimos el primer nivel nos dimos cuenta de que algunos coleccionables incluso podrían catalogar a Nikoderiko: The Magical World como un clon de los Donkey Kong Country, pero de pronto apareció una idea que realmente nos sorprendió: el escenario cambió de 2.5D a 3D. Bueno, más que volverse un mundo abierto o una zona semiabierta, se convierte en un pasillo estilo Crash Bandicoot donde podemos movernos libremente.
El cambio es sorpresivo, pero ambos estilos se mezclan a la perfección porque la transición es suave, rápida y se siente completamente natural. Es muy sencillo acostumbrarse a la modificación repentina de la perspectiva y hasta nos hizo preguntarnos por qué ningún estudio lo había hecho antes. También da gusto y alivio ver que el título arrojó al menos una gran idea de su catálogo.
Como pez en el agua
La jugabilidad es casi una calca de los títulos del gorila de Nintendo. Los movimientos de Niko y Luna son una barrida que sirve como el roll de DK y Diddy, un ataque con el que hacemos daño al aterrizar, un wall jump y planear con un pedazo de tela en el aire. Por otro lado, son adiciones positivas el wall jump y poder flotar sin importar el personaje que utilizamos.
Hay partes donde podemos combinar estos movimientos y ejecutarlos correctamente es fundamental para progresar. Algo que nos gustó mucho es que la dificultad está muy bien lograda. Hay 2 modos: el fácil para las personas que tal vez prefieran una experiencia más relajada y el normal, que es desafiante, entretenido, justo y saca lo mejor del plataformeo de Nikoderiko.
Siempre que perdimos supimos la razón, y una vez que llegábamos de nuevo a la zona en donde morimos, entendíamos lo que había que hacer para evitar fracasar. Muy pocas veces sentimos que el juego nos hiciera trampa o fuera injusto, incluso con los jefes; cuando ocurrió se debió a problemas técnicos, pero ya llegaremos a eso. Algunos jefes son muy sencillos de derrotar, pero otros nos tomaron varios intentos, y todos los disfrutamos.
El diseño de niveles es destacable, porque, así como sus influencias, trata de agregar algo nuevo de manera constante, y lo que funciona lo utiliza en diversas ocasiones para que no nos quedemos con ganas de más. Cada mundo tiene una temática, pero el título nunca tiene miedo de salirse del molde o de combinar conceptos, así que en el inicio de un escenario podemos caminar y saltar por una jungla, y al final, estar en un laboratorio.
En algunos de estos niveles, como en los Donkey Kong Country (perdonen por ser tan repetitivos, pero así es el juego) hay animales que nos ayudan a destruir muros y cajas, volar y nadar más rápido. Hay un murciélago, un dinosaurio pequeño, un sapo, un caballo de mar y más, y en caso de que quieran usarlos fuera de sus niveles obligatorios, está la opción de comprarlos en la tienda.
Los coleccionables son otro aspecto interesante de los niveles. Como dijimos, uno de los principales son las letras N, I, K y O, pero también hay 2 llaves que se consiguen en zonas secretas dentro del mismo escenario y una joya que normalmente está muy bien escondida. Nos gustó que no son tantos, como las piezas de recompensas en los últimos Donkey Kong Country, porque tratar de obtenerlos fue de las actividades que más disfrutamos.
Platillo a medio cocinar
La idea más original y brillante de Nikoderiko: The Magical World es su transición de 2.5D a 3D, que en papel suena excelente y en ejecución es brillante, pero esperábamos verla mucho más. Al ser uno de sus atractivos de venta más importante y uno por el que se diferencia de los juegos en los que se inspira, creímos que la mitad del tiempo sería en 3 dimensiones, pero sólo 20% de la aventura fue así.
La mayor parte del tiempo es al estilo Donkey Kong Country; solamente algunas fracciones de ciertos escenarios y batallas contra jefes son como los Crash Bandicoot. Esto nos decepcionó mucho porque es un concepto muy interesante que sentimos que se aprovechó muy poco y porque hace de Nikoderiko un clon casi en su totalidad.
Como imaginas, esto hace que el factor sorpresa o “wow” esté ausente. Por ejemplo, es divertido y útil usar a los animales, pero es un concepto reciclado y muy bien implementado en otras entregas. Hay un par de niveles donde sólo vemos las siluetas de los personajes, algo que nos hubiera volado la cabeza si no la hubiéramos vivido en Donkey Kong Country Returns y Tropical Freeze.
De hecho, cuando estábamos muy avanzados en la campaña y vimos que las ideas frescas o únicas estaban ausentes casi por completo, pensamos “nos estamos divirtiendo, pero preferiríamos jugar cualquier Donkey Kong Country”. Es una pena, porque se nota el amor hacia sus referencias.
Elige muy bien el arma que usarás
Para reseñar Nikoderiko: The Magical World lo jugamos en Nintendo Switch, que es la peor versión por mucho. Algunos detalles que la hacen inferior son los gráficos, las animaciones, el frame rate, las cinemáticas, los bugs y glitches y las pantallas de carga. El juego se ve bien en la híbrida, pero en PS5 y Xbox Series X y S es mucho mejor. El salto gráfico es igual al de las versiones de Fortnite para los mismos sistemas.
En Switch, el título corre a 30 fps, y en los niveles más avanzados donde hay muchos enemigos y obstáculos cae drásticamente, mientras que en los otros sistemas va casi siempre a 60 fps, lo que permite aprovechar el movimiento. Lo mismo sucede con las animaciones, sobre todo cuando hay interacciones entre Niko, Luna y otros personajes; aunque la verdad es que se ve notablemente peor.
Las cinemáticas son uno de los peores aspectos, porque en la versión de Switch hay una clase de interferencia que hasta nos hizo pensar que había un falso con uno de los cables o en nuestro televisor. Los bugs y glitches fueron más escasos, pero hubo. El que más recordamos es uno en los niveles de la última zona donde hay troncos que se balancean sobre pilares y suben y bajan, dependiendo del lugar donde nos coloquemos.
Cuando nos deslizamos para avanzar sobre ellos de manera horizontal, en lugar de en diagonal, terminamos cayendo y muriendo. También hubo un problema en un escenario donde utilizamos barriles para impulsarnos y conseguir la joya, pero quedábamos en una zona invisible de la que no podíamos salir, por lo que siempre tuvimos que reiniciar el nivel.
Por último, están las pantallas de carga, que parecen un detalle inofensivo, pero fue uno de los más molestos. Son de esas esperas en las que, entre nivel y nivel, pueden responder mensajes, checar Twitter (X), subir una historia de Instagram y más. Lo peor es que es un título lineal, donde hay que avanzar de un escenario al otro, pero era imposible hacerlo constantemente porque aparecían estas pantallas y sabemos que será desmotivante para muchos perder tanto tiempo en eso.
Un soundtrack con estilo conocido
El último punto que queremos comentar sobre Nikoderiko: The Magical World es su banda sonora, creada por el mismísimo David Wise. Si el nombre les suena muy poco, diremos que se encargó de crear el soundtrack de todos los Donkey Kong Country, alabados por muchos.
Para sorpresa de nadie, David Wise hizo un trabajo espectacular en esta entrega porque entendió a la perfección el balance que debe haber entre usar tus influencias y tener una personalidad propia. Cada canción nos recordó a la banda sonora de DK Country, pero todas son perfectas para lo que vivimos en los niveles y el mundo de Niko.
Fue un verdadero deleite escuchar la nueva obra de Wise, porque sin duda mejoró nuestro tiempo con el título. En los momentos en los que nos divertíamos con su jugabilidad, el soundtrack lo hacía más épico, y en los que nos frustrábamos o decepcionábamos, hacía más amena la experiencia.
Veredicto
Nikoderiko: The Magical World puede considerarse un clon de los Donkey Kong Country porque toma muchas ideas de esos juegos para crear su propia receta, pero reconocemos que usó muy bien la fórmula. Claro que nos hubiera encantado ver más conceptos frescos y únicos, pero la pasamos excelente en todos los escenarios gracias al tremendo plataformeo.
Eso sí, de Crash Bandicoot utiliza mucho menos de lo que esperábamos, a pesar de que se vende como una clase de sucesor espiritual. Es una lástima, porque las veces que pasamos del 2.5D al 3D lo disfrutamos muchísimo, y esperamos que una futura secuela aproveche más esta idea que es oro puro.
Finalmente, haber jugado la versión de Switch afectó negativamente nuestro tiempo con la entrega debido a las desventajas de la consola frente a su competencia, pero estamos seguros de que quienes jueguen en Xbox, PlayStation y próximamente en PC van a disfrutar mucho más su núcleo y corazón, que son maravillosos.
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