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Por años, un misterioso juego en primera persona llamó mucho la atención por su macabra presentación de corte gigeriano y, conforme pasó el tiempo, la expectativa creció hasta que se ubicó entre los títulos más esperados del año, o por lo menos, entre los que tienen una apariencia interesante. Dicho título es Scorn, desarrollado por el estudio serbio Ebb Software y publicado por Kepler Interactive; se trata de un juego que inmediatamente levantó muchísimas preguntas; por ejemplo, ¿es un juego de terror? ¿Es un simulador de caminata? ¿De qué va la historia? Y, sobre todo, ¿vale la pena explorar y conocer este mundo de pesadilla? Es lo que responderé con esta reseña.
Sin duda, lo mejor y llamativo de Scorn es que ofrece una experiencia atmosférica como ninguna en la actualidad. Puedo calificarlo como un título artístico y, como tal, el concepto importa muchísimo y parte de la idea de que eres arrojado a un mundo desconocido y en decadencia. Es como despertar de una pesadilla que duró milenios y tener que enfrentar una realidad confusa, donde tu sentido del ser se esfumó hace mucho tiempo.
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Este sentimiento desolado, sin duda se intensifica gracias al apartado visual que incluye diseños arquitectónicos inspirados en H. R. Giger, uno de los diseñadores de terror más influyentes en la historia. En igual medida, integra inspiraciones del trabajo surrealista del polaco Zdzislaw Beksiński, y su influencia es más notoria en los diseños de las fachadas de las grandes ciudadelas que se erigen monumentalmente en los alrededores. Es una amalgama surreal de arquitectura biomecánica con una poderosa sensualidad retorcida ubicada en paisajes desolados.
Por algún motivo, Scorn me remontó a los primeros juegos de aventura y acertijos. Despertar por primera vez de un sueño milenario y deambular el industrialismo abstracto del juego fue como regresar a 1993 y descubrir las eras en la isla de Myst. Dicho esto, las acciones concretas del juego son caminar, accionar interruptores y participar en burdos combates con armamentos supuestamente “de otro mundo”, que curiosamente funcionan como armas de fuego de la primera mitad del XIX, mientras que el reto consiste en mantenerse con vida, y dar sentido a las extrañas máquinas biomecánicas que impiden tu progreso por el desconcertante laberinto.
Y sobre la historia, te puedo decir que es inexistente, por lo menos en el sentido tradicional que conocemos en el medio. Y se debe a que Scorn es un juego que va a poner a trabajar tu mente mientras intentas encontrar sentido en el mundo que te rodea, divagas sobre el origen de tu propio ser, el propósito de las máquinas y, en general, entender qué rayos es lo que pasa. Como dije, es una experiencia visual que vale la pena visitar.
"La realidad rápidamente se hace evidente: Scorn es un título pequeño"
Evidentemente, Scorn es un performance audiovisual más que un videojuego en sí. Todo se vale en la industria y celebro que existan experiencias que proponen algo diferente; sin embargo, también debo confesar que Scorn es de difícil digestión (imagínate digerir algo que se ve así). Si tu imaginación es poca o tu capacidad de asombro se esfumó hace mucho, el juego te parecerá insufrible y aburrido. Debido a que la única acción es caminar, muchos jugadores podrían considerarlo un simulador de caminata, y confieso que tienen razón porque comparte muchos elementos de ellos; incluso podrían llevarse un mal sabor de boca al enterarse de que no se cuenta una historia con desarrollo, clímax y desenlace.
En cuanto al diseño de acertijos, a veces pueden ser un éxito. Es decir, a pesar de que en teoría son maquinaciones alienígenas, la realidad es que conservan algunos rasgos terrícolas, por lo que entenderlos no me pareció como un reto formidable. Pienso que se perdió un poco la oportunidad de ofrecer acertijos abstractos para poner a trabajar la mente, ya que en ocasiones logré resolverlos presionando comandos aleatoriamente. Claro que también hubo uno que casi me obliga a dejar abandonado el juego.
El sentimiento se agrava a causa de diversos desperfectos técnicos. Por ejemplo, en más de una ocasión, quedé atorado entre la geometría al intentar escapar de algunos enemigos. Ocurre seguido: de repente dejas de caminar sólo porque un triángulo obtuso mal pulido se puso impertinente. El resultado es una locomoción irregular que aumenta artificialmente el reto del juego.
Scorn en imágenes
Insisto, Scorn una experiencia más que un videojuego en sí. Hasta cierto punto, a veces un simulador de tomar fotografías. Esto me sorprendió, pues para un título de este tamaño, pues tengo muchísimas capturas de pantalla provenientes de todo rincón del juego. No podría mostrarlas todas porque serían spoilers y quiero que lo experimentes.
Considero que Scorn debe jugarse con lupa y que debes observar cada detalle, curva, cavidad, orificio y ligamento. Contemplar las máquinas e imaginar su origen o propósito es el único atisbo de historia que tendrás. Es algo entretenido y en alguna ocasión me quitó el sueño pensar en el mundo que no tiene explicación alguna. Dicho esto, la exploración es un elemento crucial en el juego; es parte esencial de la experiencia, de abrir los ojos en un sitio inhóspito y de pesadilla. Sin embargo, la realidad rápidamente se hace evidente: Scorn es un título pequeño. De esto me di cuenta después de quedar atrapado en medio de la ciudadela olvidada. Enseguida, mi cerebro gamer con miles de horas de experiencia comenzó a entender y descubrir los secretos del juego, como que el laberinto es más bien un largo pasillo con algunas zonas interconectadas, pues naturalmente llegas al siguiente objetivo sin mucho problema. Si en algún momento me encontré en un callejón sin salida, sólo me bastó que seguir mis pasos de vuelta y entrar en el siguiente pasillo para llegar al lugar adecuado.
Dicha linealidad hizo que el juego se me escurriera de las manos, y por eso insisto en que Scorn debe experimentarse más que jugarse. Digamos que, si lo juegas en speedrun, con un afán de terminarlo para cobrar el puntaje de los logros e intentar ver los créditos, te va a durar menos de 5 horas. Por esta razón, si buscas una historia narrativa de corte un poquito más tradicional, ya sabes, un mundo de fantasía donde todo tenga sentido, los protagonistas tengan nombre y todo lo demás, quizá debas buscar en otro lado. Scorn es un viaje a lo que no tiene nombre, pero que luce humano y familiar.
En conclusión, te ruego que juegues Scorn, pero llega con mucha paciencia y muchísima curiosidad y capacidad de asombro. Se trata de un concepto bien logrado, diseñado macabramente y adornado con una presentación visual memorable, pulida y escalofriante. Sin duda, un gran título para disfrutar durante esta época del año, especialmente si eres suscriptor de Xbox Game Pass.
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