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Yoshi es sinónimo de accesibilidad, ingenio y ternura. Estos valores quizá no son muy compatibles con la tendencia actual de la industria, pero sin duda permiten que títulos como Woolly World sean experiencias disfrutables y entretenidas —aunque no muy profundas—.
Si te adentras en este mundo de estambre encontrarás un título lleno de ayudas: desde el Mellow Mode, que otorga alas permanentes a Yoshi hasta las distintas medallas que puedes adquirir antes de entrar en un nivel, el juego está diseñado para que lo disfrutes sin muchas complicaciones. Su trama es sencilla. Yoshi y sus amigos gozaban de la vida cuando el mago Kamek los transformó casi a todos en estambre. Tu deber es perseguirlo y reconstruir a todos los pobres dinosaurios, cuyos pedazos fueron dispersos a lo largo de 6 mundos.
Tendrás múltiples opciones de control, aunque realmente Yohi’s Woolly World es muy sencillo: tienes el ya clásico salto de Yoshi, arrojas bolas de estambre, tragas enemigos y puedes caer con fuerza si presionas abajo mientras estás en el aire. Donde brilla realmente la creatividad del equipo de desarrollo es en el diseño de niveles. Me sorprendió que cada uno tiene una temática distinta, que va acompañada de su respectiva mecánica de juego. Por ejemplo, en un nivel hay burbujas que no puedes reventar, pero hay Shy Guys que están armados con agujas de tejer y sí pueden; en otro, hay aves de algodón que forman un camino cuando las lanzas; unas arañas que balancean telarañas de estambre me complicaron el avance en el mundo del bosque y así hay decenas de ideas en cada sección.
Este estilo de diseño no carece de desventajas. Por un lado, si una mecánica te gustó, es probable que no la vuelvas a ver en el juego y, por el otro, al intentar hacer algo nuevo en cada uno, inevitablemente los desarrolladores no lograron sostener la misma calidad en todos. Algunos niveles son frustrantes. Recuerdo con especial encono una especie de laberinto lleno de caminos que te regresaban al comienzo y callejones sin salida. En otros, te ves obligado a recorrer lentamente secciones donde caer significa repetir todo desde el comienzo. La extraña colocación de los puntos de guardado de avance también jugará en tu contra algunas veces. Woolly World, en general, se siente como una mezcla de ideas estupendas con una dosis de frustración, lo cual es una lástima porque es un título competente en aspectos como la música y el estilo visual.
Algunos niveles son frustrantes
Para aliviar la monotonía de sus niveles, Yoshi’s Woolly World emplea transformaciones como en Yoshi’s New Island: en paraguas, moto, avión y hasta sirena. El truco funciona y vuelve más dinámicos los niveles donde es usado, pero al final es eso: sólo un truco. Por otro lado, más que variedad de enemigos (parece que enfrentas al ejército Shy Guy), el juego destaca por su cantidad abrumadora de ideas de diseño de niveles. Aunque debo reprochar que en muchas ocasiones, más que habilidad, sea necesario buscar compulsivamente secretos para conseguirlo todo.
En cada nivel hay muchos objetos por recolectar: corazones de vida, pedazos de estambre, flores, gemas y demás. Algunos secretos están escondidos de formas ingeniosas, como tela que puedes doblar; sin embargo, la mayoría fueron colocados de forma floja. Por ejemplo, aparecen mágicamente luego de caminar o saltar en un lugar o se bloquean si no ejecutas ciertas acciones en un orden específico. Aunque es satisfactorio reunir, por ejemplo, estambre para desbloquear nuevos diseños de Yoshis con los que puedes jugar, el frustrante diseño de niveles terminará obligándote a ignorar algunos de estos coleccionables y seguir tu camino.
Luego de 6 niveles y un castillo intermedio, enfrentarás en cada mundo al escenario del jefe. No esperes un reto considerable, pero te divertirás venciéndolos de formas creativas. Sólo con 3 golpes acabas con prácticamente todos ellos, pero sus rutinas de combate cambian según el daño que reciben. Las formas de eliminarlos también son ingeniosas y para los mundos finales, si eres descuidado, puedes ser derrotado. Sin duda son una mejora en comparación con New Island, pero su simpleza podría desalentar a algunos.
Good-Feel tiene experiencia con el estambre gracias a Kirby's Epic Yarn, de hace 5 años. Debo decir que la presentación de Woolly World es impecable. El equipo de desarrollo hizo un gran trabajo al traducir prácticamente todos los elementos de un colorido mundo a objetos relacionados con ese material. Hay botones, algodón, estambre, tela y muchos detalles más que transforman el escenario de juego en un mundo en miniatura que tu abuelita podría haber confeccionado.
La música es alegre y vivaz, aunque puede tornarse repetitiva conforme avanza la experiencia. En conjunto con el estilo visual, el juego destila ternura y alegría. Hasta parece que los Shy Guys están felices cuando son desenredados por la lengua de Yoshi. Los escenarios, además, son variados e imaginativos. Aún en el mundo del “desierto” te toparás con una aproximación distinta a ese tema en cada nivel.
En cuanto a valor de rejugabilidad, realmente no hay mucho qué hacer una vez que terminas el juego. Quizá quieras ir a buscar los coleccionables que te faltaron, si es que te quedan ganas luego de sufrir la frustración de algunos niveles. En total, no te tomará más de 6 horas terminar el título y quizá 10 si quieres obtenerlo todo.
Un mundo en miniatura que tu abuelita podría haber confeccionado
Yoshi’s Woolly World es un esfuerzo competente e imaginativo. Cada nivel presenta una idea nueva, aunque hay algunas más brillantes que otras. Si bien es divertido jugarlo solo o en cooperativo con un amigo, por desgracia, la disparidad en su diseño de niveles, su cortedad y sencillez que raya en lo simplón algunas veces evitan que sea un exponente estelar de los juegos de plataformas. Recomendado únicamente para los fans hardcore de Yoshi, las plataformas y la ternura.
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