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El primer juego creado tras la reconversión de la franquicia Sonic a una propuesta multimedia centrada en una caricatura para niños, Sonic Boom: Rise of Lyric es quizás, el punto más bajo en la historia de la amada mascota de SEGA. Bajo la apariencia de un plataformero tópico y mediocre, se encuentra la pesadilla de uno de los productos no terminados más escandalosos y cínicos jamás lanzados, así como un siniestro portal que te hará experimentar en carne viva todo el horror del mal gaming.
Todo lo que tiene que ver con él es confuso como un mal sueño
Quisiera explicar la historia de este "juego", pero todo lo que tiene que ver con él es confuso como un mal sueño. Ni siquiera hay una introducción como tal: como si estuvieras en una pesadilla de David Lynch, pero con la forma de una caricatura CGI de medio pelo, la acción empieza sin explicación. Por lo que pude entender, Sonic y sus amigos caen en un antiguo templo donde despiertan a Lyric, el último sobreviviente de una grotesca y primordial raza de hombres serpiente que amenaza con destruir el mundo. Extraña premonición, porque el único mal ancestral aquí es este juego.
No voy a invocar el ya famoso testimonio viral que analiza el primer cutscene del título y muestra que incluso la primera secuencia prerendereada (por cierto con peor compresión que las de un juego para PS1) está plagada de errores críticos, ausencia virtual de detección de colisiones, saltos de continuidad y demás. Sólo describiré lo que me pasó apenas entré en Rise of Lyric. Tras una aburrida secuencia equivalente a un coma cerebral, mi personaje cayó en un precipicio por descuido. Por supuesto, asumí que perdería una vida o aros, y regresaría al inicio. Error. Descendí a un agujero sin fondo en la oscuridad del templo de Lyric, sin manera de regresar. A los 5 minutos de haberlo comenzado, el juego y sus bugs me condenaron a un destino peor que la muerte: una eternidad en el foso sin fondo del templo del Mal primordial.
Tuve que reiniciar. Llegué al mismo punto, cuidadoso de no volver a caer a la oscuridad infinita, cuando me encontré en la siguiente secuencia: perseguir a Lyric en uno de esos rieles comunes en los juegos de Sonic. Tras un soporífero enfrentamiento, llegué al final del riel, un corredor donde presumiblemente seguiría la persecución a pie... sin embargo, apenas toqué el piso fui teletransportado... al inicio del riel. Primero pensé: tal vez fallé un salto o un invisible quick time event... pero volvió a pasar... y volvió a pasar... Como si fuera Bill Murray en Hechizo del tiempo, me di cuenta de que había caído en un bucle infinito. ¿Es un castigo a mis pecados, al 6.5 que le puse a Sonic: Lost World? En mis múltiples reencarnaciones en ese infierno budista, me percaté de que la secuencia ni siquiera requiere input del jugador: los proyectiles verdes que te lanza Lyric no tienen consecuencia. El gameplay era un gimmick, un accesorio inútil, un engaño...
Tras volver a reiniciar mi juego, después de estas increíbles monstruosidades de diseño, las cosas comenzaron a marchar. Básicamente, lo que puedo decir es que debajo de estos horribles bugs se encuentra un plataformero mediocre con la opción de utilizar múltiples personajes: Sonic y sus amigos. Un aviso: Sonic no puede correr. Si me quejé del botón para correr en Sonic: Lost World, me retracto: aquí alguien decidió que lisiar definitivamente a nuestro amigo fue lo mejor: Sonic no corre en lo absoluto. En cuanto a lo demás, Tails flota moviendo la cola (en la versión más patética de dicha habilidad que haya visto en título alguno, pues la ganancia de altura es mínima y eso la vuelve casi inútil), Knuckles, además de la capacidad de hacer observaciones tautológicas gracias a una desafortunada lobotomía, trepa ciertos muros con sus nudillos picudos y golpea fuerte (lástima que se tarde más que la Segunda Venida y que apunte con la misma estabilidad y control que una lavadora descompuesta) y Ami tiene un mazo y un triple salto, además de una mirada de desquiciada. Fuera de eso, todos son iguales. Puedes cambiar de personaje cuando quieras, aunque a veces, como me sucedió, el juego lo cambia porque tu personaje puede desaparecer en la dimensión desconocida tras saltar en un brincolín. En serio.
Al mediocre, vacío, tópico, insípido, torpe, predecible, sin inspiración, confuso y redundante diseño de niveles se une otro horror más: las malditas y peludas criaturas no pueden callarse sobre TODO lo que hacen. Brincan y dicen: "Estoy brincando". Toman un aro y dicen: "Amo los aros". Encuentran un botón gigante fosforescente y dicen: "Quizás deberíamos presionar este botón gigante". Tocan una pared de piedra llena de grietas y dicen: "Esta pared es frágil quizás haya que golpearla". Vuelven a tomar un aro y dicen: "Amo los aros". Abres una pared y dicen: "Éste es un cuarto secreto". En el cuarto hay aros: "Amo los aaaaarooooos". ¿Se imaginan que lo mismo pasara en el Mario Bros. original? "Este es un goomba, deberías saltarlo", "Estoy saltando", "Amo las monedas", "Las flores de fuego me dan poder". Sí, la solución sería fuego, y mucho.
Rise of Lyric es una mezcla de pasillos sin gameplay y desoladores segmentos collectathon. A veces su carácter obtuso es insoportable. ¿Hey, exploraste hasta llegar al final? No importa, porque debes hablar con esa criatura que estaba parada en un rincón olvidado a la mitad de la escena para que active un trampolín que no funciona. ¿Eres del tipo hablador y te encanta interactuar con los NPC? ¿Qué tal este tipo que te dice: "yo no te hablé, qué me importa, sólo soy un cocinero, largo"? Bueno, no los culpo por su mal humor, porque la miseria de ser parte del código de este infierno durante la eternidad debe ser el peor castigo que el cosmos podría reservarles. En una parte Amy sólo dice: "Bien, hay que salir de aquí. Ah sí, ahora lo recuerdo: no podemos". ¿Qué hicieron estos pobres animales para estar atrapados aquí por siempre? ¿Eran Genghis Khan o Stalin en otras vidas?
El horror es real
En fin, esta entrega es una horrible confusión. Malas secuencias, diseño confuso, pseudoacción comatosa, combate botonero con auto-aim y auto-play, bugs que tienen que analizarse cuadro por cuadro, la desolación de que la máquina haga todo por ti cuando ocurre la acción sólo para ser lanzado a un desierto donde no hay algo lógico qué hacer durante horas, actualizaciones de escenario que se renderean ante tu cara sin la más remota noción de presentación y decencia, gráficas tristes con más jaggies que un rompecabezas, y el mismo batidillo genérico e indigesto de mecánicas que hace décadas se hacen pasar por "juegos" de Sonic.
Sonic Boom: Rise of Lyric es una confusa pesadilla. A veces me pregunto si no fue una mera fantasmagoría, una imaginación provocada por la fiebre. Pero luego veo ese arte de caja con los personajes que, inocentes para otros, evocan horrores malditos para quien los conoce. Quizás la humanidad pasa sus días en ingenuidad, antes de que estas criaturas emerjan de su prisión y la hundan hasta el pandemonio. En todo caso, Knack ha sido destronado. Sonic 06 ha sido destronado. El horror es real.
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