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Sonic Free Riders es uno de los títulos que fue lanzado a la venta de la mano de Kinect, ¿logrará resaltar la capacidad de este sensor o será una muestra de lo que se debe evitar al crear un juego para este periférico?
De inicio, el título debería ser una excelente opción para quien tenga Kinect, pues se trata de un juego de carreras en patinetas con personajes atractivos, buenos retos, opciones variadas de personalización, pistas bien diseñadas y más.
Hay que decir que Sonic Free Riders tiene dos puntos fuertes que, en conjunto, hacen un buen trabajo para mejorar la experiencia de juego. El primero es la personalización de tu patineta. Podrás comprar partes que te darán beneficios diferentes; un buen componente estratégico que te puede dar una gran ventaja.
El segundo aspecto es el diseño de las pistas; los creadores las llenaron de elementos que hacen el juego dinámico y divertido, y aprovecharon las capacidades del Kinect para que el uso de las armas que encuentras mientras compites vaya más allá de sólo presionar un botón. Un ejemplo es la lata de soda que te da un empuje momentáneo de velocidad; para usar esta opción tendrás que sacudir tu mano como si estuvieras sacudiendo la lata.
Hasta ahora pensarás que Sonic Free Riders es un buen paquete donde podrás encontrar horas de diversión para disfrutar de Kinect, pero desgraciadamente hay un elemento que opaca absolutamente todo lo bueno que este juego ofrece, y es la terrible falla del control.
Con esto no quiero decir que sea un juego con un nivel de reto alto, sino que nunca podrás controlar bien los movimientos más sencillos de tu personaje. El control es tan errático, que si algún jugador experimentado viera a otro jugarlo, simplemente pensaría que quien está frente al televisor haciendo gestos desesperados para controlar a su personaje realmente no sabe lo que hace o está haciendo algo mal.
En los primeros momentos de estar jugando, llegué a creí que algo estaba mal en la calibración del Kinect. Entré varias veces a mover las opciones, cambié la iluminación e hice todo lo que mi sentido común me dictó para tratar de mejorar la transmisión de mis movimientos al sensor, pero nada funcionó, ya que el problema está en el juego.
Al inicio de cada carrera saldrá un personaje que te pedirá que lo sigas para medir tus movimientos. A pesar de que casi siempre fallaba y mi personaje golpeaba los obstáculos, en la mayoría de los casos el juego hizo caso omiso y siguió adelante con la carrera; esto dificulta navegar efectivamente las curvas, así como tomar los atajos, de modo que la experiencia puede volverse frustrante.
Sonic Free Riders pudo ser uno de los mejores títulos de lanzamiento del Kinect, pero termina siendo un ejemplo de lo que no debería suceder cuando se trata de impulsar algún periférico nuevo en una consola.
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